El fenómeno del clientelismo político no es algo nuevo para el desarrollo de la política, ni menos para la generación de fidelidades dentro de los espacios de poder. Si bien, no es un fenómeno contemporáneo, la realización y la construcción de nuevos modelos de clientelismo político es propia del siglo XX en adelante. Tal es la profundidad que a tocado al tema, que las redes clientelares hoy en día se transforman claramente en un elemento principal del gobierno al momento de generar espacios de legitimidad social y política. Es por lo mismo que al momento de la definición de técnicas a utilizar no debe sobrepasar dos elementos principales, que tienen por objetivo, dar un éxito a una política publica.
Los dos elementos en discusión son, la construcción de redes en cuanto a la profundización de los programas de desarrollo en la comunidad, donde se deja en claro el real compromiso con el servicio publico y su avance, con lo cual el criterio político pasa a segundo plano, mientras el segundo elemento es todo lo contrario, la utilización de redes es funcional en la medida que esta solo genera filiación política, mientras criterios técnicos de los procesos de desarrollo se dejan en un segundo lugar.
Tal doble lectura depende principalmente por un proceso donde la política publica puede ser definida en cuanto a su utilidad política y utilidad técnica. Tal equilibrio depende principalmente por las definiciones del poder con las cuales se este trabajando. Es por lo mismo que el objeto de este ensayo recae en esclarecer que la implementación de políticas públicas puede tener un doble efecto. Todo esto depende exclusivamente de si se quiere que la labor del implemetador siga siendo una labor técnica o que este se transforme principalmente en un operador político.
Nicolas Marin
1 comentario:
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